Así comienza “Aquellos días sin besos”

Os dejo el primer capítulo de mi libro “Aquellos días sin besos”, que podéis conseguir aquí

16 de marzo del 2020.

Abro los ojos una mañana más y ya desde la cama “escucho”  el silencio de la calle. Un silencio abrumador que me recuerda  la pandemia, la enfermedad y el confinamiento que estamos viviendo desde hace cuatro días.

Debemos permanecer en nuestras viviendas. Hace días que se suspendieron las clases en todos los centros educativos y que se cerraron todos los comercios, excepto los que suministran alimentos, medicamentos, y poco más. Los hospitales no dan a basto y faltan materiales de protección frente al virus, y dicen que pronto no habrá médicos ni personal sanitario suficiente.

Acabamos de empezar una cuarentena que podrá frenar el contagio, pero que no podrá evitar miles y miles de muertos en el país y muchos más en todo el mundo.

Desde la ventana observo la avenida húmeda y gris, días atrás bulliciosa y llena de tráfico. Pero ahora las aceras vacías revelan la gravedad de la situación, y también que la gente se lo empieza a tomar en serio.

Me he deleitado unos minutos  en ese silencio, intentando ver la parte buena de todo esto. El aire está más limpio, pienso. Aunque a este precio no me consuela nada.  No podremos disfrutarlo si todos y cada uno de nosotros está encerrado en casa, no sabemos ni para cuántos días.  Pero es lo que hay que hacer, lo que nos puede salvar.

Veo una mujer con mascarilla y guantes paseando un perro, y  al rato un coche de suministro farmacéutico cruza la avenida.  La radio anuncia que habrá más de 87.000 muertos y más de 300.000 infectados  solo aquí, en España.  Me parece exagerado, o no… Esto solo acaba de empezar.

Sigo con lo que aconsejan. Para no decaer hay que seguir una rutina, dicen los psicólogos… Me ducho, me visto, cojo un café y me siento a “teletrabajar”, ese nuevo concepto del s. XXI que pronto será más común de lo que nunca ha sido. Sin duda habrá un antes y un después de todo esto en el planeta.

Estos párrafos, que parecerían el principio de una novela de ficción, son hoy, dieciséis de marzo del 2020, nuestra triste realidad, y la de medio mundo (literalmente).

Me he propuesto ir escribiendo como una medida de escape ante lo que viene. Unos días sobre la realidad, otras veces microrrelatos de ficción con personajes que de algún modo vivieron o viven la pandemia…Pero sobre todo lo quiero hacer para leerlo cuando pasen los años. Para que no caiga en el olvido y las futuras generaciones puedan aprender de nuestros errores.

Compártelo en tus redes

Entradas anteriores

Volveré

Volveré a caminar por la ciudad mojada, bajo su jaula